Los pictogramas son símbolos visuales que representan objetos, acciones o incluso ideas de forma simplificada, es decir, que pueden entenderse o deben entenderse sin texto ni explicaciones adicionales. Sus raíces se remontan a las primeras civilizaciones; hoy, un pictograma es, por ejemplo, un emoji (🙄).
En el contexto de los Juegos Olímpicos, su debut en Tokio 1964 marcó un hito en la comunicación visual universal y, desde entonces, cada edición de los Juegos Olímpicos ha presentado pictogramas únicos, reflejando la cultura, el estilo de la ciudad anfitriona o incluso ideales fundamentales para la sociedad anfitriona.
Debido a su papel en la Segunda Guerra Mundial, Japón se encontraba un tanto excluido del resto del mundo. Los Juegos Olímpicos de Tokio 1964 fueron fundamentales para demostrar al mundo que Japón era capaz de formar parte de la comunidad internacional. Yoshiro Yamashita fue el pionero que diseñó los primeros pictogramas olímpicos, logrando establecer un lenguaje universal que rompió la barrera idiomática y cultural y sentó precedentes en todo el mundo en temas de accesibilidad y lenguaje.
Los diseños de Múnich 1972, a cargo del precursor de la identidad corporativa y gurú del branding Otl (Otto para los cuates) Aicher, destacaron por su minimalismo y claridad, reflejando los valores que la Escuela Bauhaus trajo para quedarse. Gracias a su concepto de diseño, creó aplicaciones visuales flexibles y coherentes que se alejaban de una uniformidad aburrida y obvia. Aicher comparó este sistema con una gramática que, bien diseñada, permitía una aplicación lúdica y libre.
En el diseño visual de Barcelona 1992 se incorporaron elementos de la cultura mediterránea; la innegable asociación de Barcelona con Picasso, Miró, Dalí o Gaudí condujo al diseñador Josep Maria Trias a encontrar un lenguaje más humano, artístico, cálido y creativo para los Juegos Olímpicos. El logosímbolo de Barcelona 92 fue un paso más hacia la modernidad que caracteriza a la propia ciudad: representaba un cuerpo humano en movimiento, el salto de Barcelona al mundo.
En París 2024, los 62 nuevos pictogramas continúan sorprendiendo, siendo la primera ocasión en que se hace a un lado la figura humana como elemento central del símbolo para dar lugar a un "escudo de armas" que representa la esencia de cada uno de los deportes. A pesar de su asombrosa variedad, cada pictograma mantiene tres elementos gráficos principales:
- una retícula o forma de simetría en forma de X,
- una representación del terreno de juego,
- uno o más elementos que definen/identifican el deporte.
El hecho de quitarle peso a todo el rollo del human-like-figure establece una norma de comunicación accesible, inclusiva y novedosa que, a mi parecer, refuerza el sentido de un pictograma: entender y fácil.
Los pictogramas olímpicos han evolucionado significativamente desde su debut en Tokio 1964, reflejando tanto el contexto cultural de cada sede como la intención de crear un lenguaje visual universal y accesible. Desde el minimalismo de Múnich 1972 hasta la expresión artística de Barcelona 1992, y ahora con la innovadora representación de París 2024, estos símbolos no solo facilitan la comprensión sin barreras lingüísticas, sino que también destacan la creatividad y la diversidad de la comunicación visual.
En Tambo DesignLab🧪, nos gusta destacar cómo el diseño puede mejorar la comprensión y la accesibilidad en diversas áreas. Tal como con los pictogramas olímpicos, el trabajo que realizamos en el laboratorio creativo subraya la importancia de un diseño que sea a la vez funcional y estéticamente relevante.
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